Un Hijo Si, El Otro No
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Una doula le ayuda a una mujer a dar a luz. Una doula consuela, alienta, apoya y apodera.
Cilvia Calderón y Arely Pérez son doulas en Maple City Health Care Center. Ambas completaron el entrenamiento para ser doula y han apoyado a varias familias en varios partos.
"El entrenamiento fue duro", explica Cilvia. "Durante cuatro días, empezamos a las 5:30 cada mañana y no llegamos a casa hasta las 10:00 de la noche. Y además, teníamos tarea. "
"Aprendimos cientos de maneras de ayudar", añade Arely. "Me sorprendió la complejidad de la tarea de dar a luz".
"Aparte de la tensión física, hay aspectos mentales, familiares y espirituales que pueden ayudar o estorbar”
A partir de esa formación, tanto Cilvia como Arely han ayudado con partos. "Yo trabajo como doula y como intérprete", dice Cilvia. "Las dos funciones se traslapan. Como intérprete, construyo un puente entre el personal médico y la mujer que da a luz. Conozco ambas culturas, de manera que puedo ayudarle a la gente a entenderse”.
"Una de mis pacientes tenía antecedentes de partos cortos", recuerda Arely, "así que cuando fui al hospital a las 4:30 am, asumí que estaría de regreso en casa por ahí de las 7 u 8 de esa mañana. Pero después de 4 horas de contracciones, mi paciente se sentía frustrada y preocupada. Le estaba masajeando la mano. Ella gritó: - ¡No me toque! -, por lo que me detuve ".
"Después gritó, - ¡Tóqueme, tóqueme! - , así que empecé de nuevo.
"Entonces gritó, - ¡Tóqueme, tóqueme! - , así que empecé de nuevo.
Ella estuvo de parto 14 horas y yo estuve ahí todo el tiempo. Al día siguiente, mis hombros, mis brazos y mis piernas estaban adoloridas de masajearla y acomodarla. No me puedo imaginar cómo se debe de haber sentido ella".
Cilvia comenta sobre la calidad de la relación entre ella y sus pacientes. "Con muchas mujeres, siento como si las hubiera conocido toda una vida". Tanto Cilvia como Arely reconocen que ser una doula es una labor pesada y a veces, atemorizante, pero dicen que se sienten privilegiadas de formar parte de un evento tan importante.
"Después de que todo ha terminado, a veces lloro", dice Arely. "Es un momento muy emotivo". "En español, cuando hablamos de dar a luz", Arely explica, "nuestro lenguaje es alusivo a la tensión y la enfermedad. Decimos: - Me voy a aliviar -”.
"Mi función es ayudar a que el parto sea un evento alegre, natural y gratificante para la familia, y un inicio saludable para el bebé".