Espacio para los Niños
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Era una de esas semanas. La sala de espera estaba llena de pacientes. Los 64 espacios disponibles de la agenda del día estaban apiñados con 72 citas.
Nayla Jiménez Cabezas, quien servía como administradora del Centro de Salud Maple City contestó su ruidoso teléfono. "Hay una petición urgente en la línea uno", informó la voz en el teléfono. "No tenemos espacio para un paciente sin cita y no es un paciente nuestro. Pero este tipo no se da por vencido. ¿Puede hablar con él?”
Nayla digitó la extensión en su teléfono y escuchó a un hombre describir el apuro en el que se encontraba su amigo.
"Rick [no es su nombre verdadero] es un alcohólico que en realidad no tiene hogar. Ha estado sobrio durante un par de semanas, en parte debido a un medicamento que recibió en un hospital. Lo admitieron para la desintoxicación porque quería suicidarse. Pero sus medicinas están a punto de acabarse. Dentro de unos días Rick se mudará fuera del estado. Va camino a un centro de tratamiento y necesita un examen físico y otra ronda de medicamentos".
"Lo siento, pero no podemos recibir pacientes nuevos", dijo Nayla. "Nuestros médicos están abrumados con l@s pacientes que ya tenemos."
"Rick dice que es un paciente suyo de hace unos cinco años", dijo el amigo.
Al no poder encontrar el nombre de Rick en la computadora. Nayla consultó con James Nelson Gingerich, el director médico de Maple City Health Care Center. James se acordó de Rick durante la etapa en la que el centro empezaba a funcionar - un hombre agradable de manos y corazón grande.
Nayla analizó el calendario repleto en la pantalla de su computadora. "Está bien", le dijo al amigo de Rick. “Voy a reacomodar algunas citas. Dígale que esté aquí mañana a las tres. Por favor, no llegue tarde”.
Al día siguiente, el amigo de Rick llamó a Nayla y anunció: "Rick no puede llegar a su cita de esta tarde. ¿Puede reprogramarla para mañana"?
Nayla respiró profundo. "Ya cambiamos las citas de otras personas para conseguir un espacio para Rick hoy. ¿Por qué no puede venir"?
"El problema es que... Rick está en la cárcel. Tiene algo que ver con un asunto de libertad condicional, pero creo que puedo tenerlo afuera para el final del día".
"Esto es lo que vamos hacer", sugirió Nayla. "Rick puede venir y esperar a ver si hay una cancelación o alguna otra manera de meterlo entre citas". El amigo agradeció a Nayla y dijo que estarían allí al día siguiente.
La estrategia funcionó. James encontró tiempo para atender a Rick. "Aunque estaba muy ocupado, James se tomó el tiempo para escuchar y comprender a fondo la situación de Rick." El amigo de Rick informó: "Rick fue examinado y recibió algunas de las pastillas que necesitaba. James incluso le proporcionó una caja de chicles de nicotina para ayudarle a dejar de fumar.
Pero el personal en Maple City no se detuvo allí", continuó el amigo de Rick. "Los dientes de Rick estaban en tan mal estado que apenas podía comer. Maple City refirió a Rick a un dentista en Elkhart que tiene un plan de pagos basado en ingresos, y luego pagó la visita de Rick ahí.
"Rick se sintió muy bien con lo que le había pasado en Maple City Health Care Center. Lo trataron con respeto”.
El amigo de Rick reportó que Rick estuvo sobrio durante un par de meses antes de tener una recaída cerca de la Navidad. A mediados de febrero, gracias a una receta escrita por James, Rick empezó con otra ronda de antabuse, que reduce el deseo de beber. “Las luchas de Rick con el alcoholismo no han terminado", observó el amigo. "Pero su situación ha mejorado gracias a la atención que recibió en Maple City Health Care Center”.